Paseos y excursiones:

Una ciudad fuerte

Recorrimos los principales lugares de Ancud, que nos muestran su historia y su presente.

Desde sus orígenes, Ancud representó un lugar clave para la isla de Chiloé. Su ubicación estratégica en la comunicación con el continente definió su función como fuerte y puerto en el tráfico de los barcos hacia el Pacífico Sur y el Cabo de Hornos. Luego, a fines de siglo XIX, el auge del comercio maderero impulsó la radicación de colonos europeos y el desarrollo urbano.
Este pasado quedó expresado en sus calles que cuentan la historia a medida que uno las camina y conoce sus lugares más emblemáticos.

Ubicado en la calle Baquedano, el Museo Regional Aurelio Bórquez Canobra rescata objetos históricos, figuras mitológicas y artesanías de la isla. Pero, además de estas muestras, posee una sala dedicada a la prestigiosa escritora Gabriela Mistral. Asimismo, en uno de sus patios se puede apreciar una réplica de la goleta Ancud, que conquistó el Estrecho de Magallanes en 1843.
Frente a esta importante institución se encuentra la catedral de la ciudad. Su edificio, ubicado en la calle Errazuiz, es un bello ejemplo arquitectónico de la región, con las clásicas tejuelas de madera que marcan su estilo.

Caminar hasta el mar

Después de recorrer la Baquedano, se puede tomar la calle Antonio Burr para subir hasta el mirador del cerro Huaihuén. Es el punto panorámico más impresionante de la ciudad, desde donde se contempla el canal de Chacao, el islote Cochinos, la costa, los acantilados y la caleta de Carelmapu.
Hacia el Norte se divisan la costa de Maullín y sus roqueríos e islotes en pleno Golfo de Coronados. En el lado opuesto, se asoman las puntas Ahuí y Corona junto a las ruinas de los fuertes.

Otro sitio importante de la ciudad es la explanada del fuerte de San Antonio, protegido por cañones de bronce que dominaban la entrada al puerto. En este fuerte, construido en 1770, se izó la bandera española por última vez en Chile, que capituló el 19 de enero de 1826.
La calle Bellavista nos conduce al polvorín del fuerte y termina en el balneario de la playa Arena Gruesa, muy concurrido durante el verano y un excelente lugar para concluir este paseo.

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