Paseos y excursiones:
Playas y contorno lacustre
Mónica Pons Eduardo EpifanioConocer algunos rincones nunca visitados antes puede ser una buena manera de distenderse de la ajetreada vida diaria mientras el sol nos acaricia y la mente vaga por el horizonte.
Los balnearios cercanos al centro de Puerto Octay y el camino asfaltado que rodea el lago Llanquihue son una muestra de los diferentes ambientes al aire libre en los cuales se practica todo tipo de deportes. Las actividades náuticas se suman a las de montañismo y senderismo, especialmente en la temporada estival, y tienen adeptos de todas las edades.
Por proximidad, comenzamos conociendo el balneario La Baja en la península Centinela, que se halla junto a una zona residencial de hermosas casas de veraneo. Los 3 kilómetros de extensión de playas tienen una pendiente suave preservada de los vientos, con lo que las aguas no presentan oleaje fuerte. Aún se observa la figura del antiguo hotel Centinela, inaugurado en 1912 y que fuera el preferido por la alta sociedad chilena y extranjera por su ubicación de privilegio.
Siguiendo un cómodo sendero, nos encaminamos hacia el mirador y desde su cima tuvimos una bella vista de las dos bahías y de los volcanes Osorno y Puntiagudo. Nos quedamos unos minutos contemplando esas maravillas naturales.
Otra playa elegida habitualmente por los vecinos de Octay es El Maitén, donde los fines de semana se reúnen a pasar el día y preparar sus asados y broncear su piel. Aún se visita una capilla que fuera construida hace más de 100 años por inmigrantes alemanes.
Nos organizamos con algo más de tiempo para dar la vuelta en auto al lago Llanquihue por un camino asfaltado para descubrir senderos de montaña y espacios para la pesca deportiva. La naturaleza ha dotado a ese circuito de infinidad de lugares por donde realizar caminatas, acampes o simplemente sentarse para admirar una puesta de sol.
Partimos hacia los puertos Fonck y Klocker y nuestra meta era la ciudad de Puerto Varas. A nuestro paso fueron apareciendo parajes encantadores, muy tranquilos, inmersos en bosques naturales con posibilidad de alojamiento junto al lago, muy requeridos por los mismos turistas chilenos. En Las Cascadas tuvimos ocasión de observar la práctica de deportes náuticos en un espacio rodeado de especies nativas.
Al legar a la base del Osorno, notamos que la variedad de excursiones era infinita, tanto en verano como en invierno. Montañismo, mountain bike, escalada o esquí son solo algunas de las posibilidades que brindan las laderas del volcán. Continuamos hacia Petrohué sobre la costa del lago Todos los Santos y en el interior del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, un sitio dedicado a los deportes aventura en todas sus formas.
Siguiendo el contorno del lago, pasamos por Puerto Pilar y Playa Venado, y por las playas Niklitscheck y Hermosa. Visitamos La Poza, un ojo de agua dentro de una zona frondosa, y su pequeña isla Loreley. Puerto Varas nos esperaba y seguíamos tentándonos con destinos diferentes de gran belleza.
Los sitios nombrados son solo algunos de los muchos a los que se puede acceder de acuerdo al interés de cada uno. Logramos entender que existe un gran gama de alternativas para disfrutar de este perímetros lacustre, ya que sus distintas paisajes atrapan a quienes aman el aire libre.
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