Paseos y excursiones:
Parque y ventisquero Queulat
Mónica Pons Eladio Pinto Nuñez - Jefe Área La Junta - CONAFEn esta reserva se protegen las especies vegetales y faunísticas autóctonas, los glaciares, ríos, y se brinda información interesante acerca de sus distintos atractivos y actividades.
Desde Coyhaique se accede al Parque Nacional Queulat por la Carretera Austral hacia Puyuhuapi. En esta área protegida se pueden observar el relieve y la hidrografía propios de la cordillera andina patagónica.
Realizamos el trayecto en nuestro automóvil y nos resultó muy entretenido. La reserva se encuentra al norte del lago Risopatrón, en la comuna de Puerto Cisnes. Queulat significa en araucano “tierras lejanas” y ocupa una amplia superficie a lo largo de la costa del seno Ventisquero.
Al llegar al parque nacional, ingresamos para recorrerlo. El día se mostró nublado con una llovizna leve pero continua. Esto parecería agregarle color y brillo a las plantas. Sin bajar del auto, seguimos por los senderos permitidos para ir desentrañando los secretos de la selva.
El área protegida
Insertos en laderas rocosas y valles profundos, los bosques siempre verdes lucen coigües, tepas, mañios, canelos y tepús junto a las nalcas enormes características en la zona. Nos habían informado que allí habitan pudúes, guiñas, carpinteros negros, caiquenes, cisnes de cuello negro, coipos, chucaos y pájaros martín pescador, entre otros.
Apareció ante nosotros el salto El Conde y seguimos hasta la casa del guardaparques y desde allí fuimos hasta el ventisquero colgante. Este glaciar se ubica a 1.800 m.s.n.m. y es producto de la glaciación acontecida hace miles de años. Lo descubrió el capitán Enrique Simpson en el año 1875; de sus apuntes surge que en esa época llegaba a 100 metros de la orilla del mar; luego retrocedió.
En el sector de la cuesta Queulat, ubicamos el salto del Padre García y la laguna Los Pumas, rodeados de bosques templados y frondosos de gran belleza. Ese ascenso no fue fácil, por lo que decidimos hacer algunas paradas. La falta de visibilidad por la lluvia no nos permitió conocer el ventisquero colgante. Esa formación helada se ubica en una hendidura de la montaña rocosa, deja caer sus hielos en forma de cascada y puede verse durante todo el año, cuando no hay nubes.
Le dedicamos varias horas a este recorrido emocionante, sabiendo que solo habíamos visto una parte mínima de esta valiosa reserva natural.
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