Paseos y excursiones:
Tiempo de aventuras
Un parque nacional y tres volcanes milenarios custodian la bella naturaleza que permite realizar trekking, tirolesa, escalada en roca, rappel y kayakismo en un mismo lugar, apto para todas las edades.
La selva valdiviana que alberga el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales es el escenario de una experiencia inolvidable. Entre milenarios alerces, coihues y lengas, un área deportiva desarrolla actividades durante todo el año en plena naturaleza.
En Petrohue, una pequeña villa con un antiguo hotel que mantiene vivas las historias de los primeros exploradores, nace el río Petrohué desde el lago Todos los Santos, ofreciendo rápidos ideales para aventura y recreación.
El grupo se conformó con varios turistas europeos y nosotros cuatro, todos deseosos de realizar el mismo tour. Dos guías de deportes extremos nos equiparon con cascos y arneses y nos dieron nociones teóricas de seguridad para prevenir y evitar accidentes durante la travesía.
Cuando todo estuvo listo, iniciamos la primera actividad, a cual fue un trekking interactivo, en donde aprendimos sobre el suelo, fauna y flora: pumas, coipos, monitos del monte y zorros habitan la zona, aunque solo pudimos observar patos, aves y un martin pescador.
Luego de unos veinte minutos de caminata suave, llegamos al primer gran desafío de la jornada: una tirolesa de 100 metros sobre un cañadón. El guía cruzó primero y luego cada uno del grupo, entre risas, gritos y aplausos. Unos metros más adelante, la vista al lago Todos los Santos y los primeros saltos del río nos impactaron por su color turquesa.
Internándonos en la selva
Una pequeña senda nos sumergió en el espeso bosque hasta una enorme roca, por la cual debíamos subir mediante sogas. Nos colocamos los arneses y recibimos instrucciones de cómo escalar hasta la cima. Aquí sí que el ejercicio nos cansó y debimos esperar unos minutos para recuperarnos, pero ¡lo logramos!.
Por segunda vez, nos esperaba un cañadón, pero en lugar del cable carril de la tirolina se trataba de un rappel por el que lentamente debíamos descender unos 100 metros. El vértigo de mirar hacia abajo nos paralizó por unos instantes, pero con calma y siguiendo las instrucciones, terminamos por descender con seguridad. Al llegar al suelo firme, la inmensidad del bosque nos envolvió mientras retomábamos la senda escuchando el trino de las aves.
De lejos escuchamos el murmullo del río Petrohué, donde iniciamos la última de las pruebas, que consistió en subirnos a un kayak de los allí estacionados y remar con todas nuestras fuerzas corriente arriba igual que los salmones. Así, exhaustos pero felices, cerramos la jornada con un sentimiento de logro y asombro ante la belleza natural del lugar.
Según Franz Shirmer, de Expediciones Petrohué, “si existe un lugar donde es posible practicar todo tipo de deportes de aventura, ese lugar es Petrohué”. Desde travesías en kayak de medio día o varios días, canyoning, cumbre en el volcán Osorno, pesca con mosca, rafting clase 3 y 4, tours en 4x4, avistaje de aves, trekking y mucho más…Todo esto en escenarios naturales, intactos que permiten entender cómo empezó la vida en esta región hace millones de años, y acercarnos a la historia de sus primeros pobladores”.
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