Paseos y excursiones:

Volando entre volcanes

El origen volcánico de la zona queda plasmado en el conjunto de cráteres que se observan desde el aire, a pesar de que son pocos los que se encuentran en actividad. 

El deseo de mirar el mundo desde el cielo se aloja en cada uno de nosotros. En Puerto Varas dimos rienda suelta a nuestro anhelo cuando supimos que, desde el aeródromo local, se ofrecen vuelos turísticos que permiten apreciar la geografía austral desde una perspectiva privilegiada.

“Podrán tener una idea más clara de los paisajes de este sector del sur de Chile, con bosques, lagos, estuarios e islas. Es una geografía donde convergen el nacimiento de los volcanes, junto a la fuerza abrasiva del agua y el viento”, nos comentó el piloto poco antes de subir a la avioneta para sobrevolar los volcanes.

Nos ubicamos en un bimotor con capacidad para 5 a 7 pasajeros y, en cuanto todo estuvo listo, comenzó el carreteo. En unos segundos el aparato alzó su nariz y ya estábamos en vuelo. Al inicio, divisamos campos sembrados y el lago Llanquihue con toda claridad.Puerto Varas, Frutillar y Ensenada quedaron bajo nosotros, y más adelante Puerto Montt y el mar azul, con embarcaciones y pescadores, ganaron protagonismo. Fue fascinante observar cómo se recortaban el seno de Reloncaví, la isla de Chiloé y las desembocaduras de los principales ríos.

De más está decir que Santiago Vidal, quien piloteaba la nave, nos relataba lo que veíamos; hicimos un esfuerzo por no olvidar ningún detalle, ningún nombre. Su dedo iba señalando los volcanes Calbuco y Yate, el cerro Puntiagudo, los lagos Chapo y Todos los Santos, Rupanco y los parques nacionales Alerce Andino y Pérez Rosales. Indicó el nacimiento del río Petrohué y hasta pudimos distinguir algunos de sus saltos de agua. Más lejos, se apreciaba el parque nacional Puyehue y, tras la frontera argentina, los cerros Tronador, con sus glaciares oscuros, y Catedral. De pronto, apareció imponente la silueta blanca del volcán Lanín, dominando el horizonte con su gran altitud.

El asombro volvió cuando la avioneta vino en dirección al volcán Osorno. Con su cima nevada y las laderas en tonos verdes oscuros y negros, se impuso con una presencia magnética. Sacamos fotos sin pausa para conservar ese instante. Tras dar un giro completo para observarlo en detalle, entendimos el orgullo local por un volcán que representa tan bien a esta región de Chile.

Minutos después aterrizábamos en Puerto Varas con la sensación de haber vivido un momento irrepetible. Agradecimos a Vidal por el recorrido y las explicaciones que acompañaron el vuelo. Haber contemplado desde el aire la majestuosidad de los volcanes australes chilenos fue, sin duda, uno de los momentos más memorables del viaje.

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