Paseos y excursiones:
La ruta del Salmón
Hablar de Chile implica hablar de sus salmones. Hoy, la industria salmonera ha comenzado a ser desarrollada con gran éxito por distintos emprendimientos turísticos que la tienen como su protagonista principal.
La Carretera Austral
Desde hace unos años, la salmonera AquaChile, una de las más importantes y prestigiosas del país, junto a empresarios turísticos de la región, comenzó a darse cuenta de que la industria del salmón ha crecido paralelamente a la del turismo.
Este doble impulso motivó que estas verdaderas “fábricas de peces” comenzaran a abrir espacios educativos y visitas guiadas, permitiendo a los viajeros conocer de cerca el ciclo del salmón y la vida en torno a los centros de cultivo.
El recorrido suele iniciar en Puerto Montt, punto de partida de un atractivo turístico que combina la belleza escénica de la Carretera Austral con las inmediaciones de Caleta La Arena, donde operan varios centros de cultivo de empresas nacionales e internacionales.
Hermosos pueblitos como Pelluco, Coihuin, Quillaipe, Metri, Lenca, Chaica y el mismo estuario Reloncavi le van aportando colores, historias y sabores a un recorrido que en cada kilómetro nos imparte conocimientos de acuicultura y de la vida diaria de pescadores y campesinos, rodeados por una naturaleza abundante en flora y fauna.
A lo largo del trayecto se observan bosques de alerces subfósiles visibles con la marea baja, rocas volcánicas arrastradas por antiguas erupciones y grupos de mariscadores recolectando algas como luche y pelillo. Son postales vivas que acompañan los 47 kilómetros que unen Puerto Montt con Caleta La Arena, donde comienza la experiencia en torno a los salmones.
Un lugar soñado
A medida que nos acercamos a la Caleta, el paisaje conjuga las sierras graníticas donde abunda la vegetación con el mar azul, transformando este sitio en parte de una hermosa postal. Desde allí, una embarcación acondicionada para visitas guiadas transporta a los viajeros hacia las plataformas de cultivo y hacia una de las loberías cercanas que suelen verse desde el mar.
Son sólo algunos minutos de navegación que permiten llegar hasta las plataformas. Allí, las medidas de higiene obligan a que cada uno de los turistas se coloque una especie de media de polietileno por encima del calzado antes de poner un pie sobre las plataformas. Esto sirve para no transmitir ningún tipo de enfermedad a estos magníficos peces.
Y es entonces cuando comienza el espectáculo: miles de salmones adultos nadan, saltan, giran y aceleran de un extremo a otro de las jaulas. Lo hacen con tal energía que por un momento parece que no están en cautiverio.
Si bien ellos mismos intuyen que del otro lado de la red los espera un mundo novedoso y salvaje, “saben” que si logran traspasar la red, esta libertad representa un verdadero peligro.
Amor por los salmones
Santiago Vidal comenzó a estudiar la carrera de ingeniería en acuicultura, pero con el tiempo descubrió que lo suyo era el turismo y la divulgación. Gracias a ese cruce, se convirtió en un guía experimentado de la zona y colaboró con empresas salmoneras y autoridades para dar forma a lo que hoy es considerado uno de los tours con mayor proyección turística en la Región de Los Lagos.
Cuenta que “la vida en las salmoneras también tiene sus códigos propios”. Uno de los principales peligros que acechan a los salmones son las visitas de los lobos marinos que tienen sus colonias naturales cerca y saben que hay salmones. Si un lobo lograra entrar a alguna de estas jaulas, se aseguraría un banquete de película, por lo que es necesario protegerlas tanto abajo del agua como en superficie. Las redes flotantes y sumergidas son parte esencial de esta seguridad.
Pero aunque todas las medidas de seguridad están tomadas, de vez en cuando algunos salmones escapan. Lo paradójico es que estos peces, criados en cautiverio, al darse cuenta de que son libres, siguen incluso viviendo cerca de las jaulas, ya que es la forma en que consiguen alimento y permanecen cerca de los suyos. La vida en grupo pareciera serles más divertida que la soledad.
Los conocimientos sobre fauna, flora y cultura local se suman a las anécdotas del guía y a las imágenes que el paisaje regala, convirtiendo el paseo en una experiencia difícil de olvidar.
Y como no podría ser de otra manera, el recorrido concluye con la degustación de algún plato de salmón preparado al estilo chileno. Este pez, protagonista de la gastronomía del sur, destaca en empanadas caseras, platos calientes y hasta en algunas versiones contemporáneas del tradicional curanto.
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