Historia de San Pedro de Atacama



En la región del desierto de Atacama, los primeros hombres que se asentaron eran cazadores y recolectores que buscaban agua al igual que lo hacían los animales a los que perseguían. Entre los años 1500 a.C. y 400 d.C., estas culturas comenzaron a consolidarse en la zona domesticando algunos animales y cultivando plantas, la mayoría de ellas para su consumo.
Tiempo más tarde, hasta casi llegar al 1000 d.C., estas poblaciones formaron parte de la influencia del estado y cultura Tiwanaku (Bolivia), la cual instaló sus valores religiosos y jerárquicos hasta que estos lazos comenzaron a cortarse como consecuencia de la aparición de un nuevo actor en la contienda: los incas.
El Imperio Inca se expandió por toda América y llegó a San Pedro de Atacama desplegando sus creencias políticas y religiosas durante el período que abarca desde 1450 hasta el 1550 d.C. Durante este siglo, el Imperio Inca logró controlar San Pedro de Atacama y las distintas comunidades que allí habitaban. Pero es la llegada del hombre blanco, a partir de 1492, desplazó el poder del inca para sustituirlo por nuevos protagonistas.
El Virreinato del Alto Perú y luego el Virreinato del Río de la Plata influyeron notablemente sobre San Pedro de Atacama, cuya población originaria -los atacameños- debió integrarse a los nuevos cambios para no desaparecer por completo.
Hoy, distintas comunidades atacameñas intentan recuperar su identidad a través de la conservación del pasado. Sus aldeas y pukaras permiten al visitante viajar por sus ruinas para entender cómo era todo hace mucho tiempo.