Paseos y excursiones:

Fiesta Costumbrista del Cordero

A principios de febrero, la comunidad se reúne para disfrutar un día al aire libre, al ritmo de cuecas y valseados, donde el gran protagonista es la gastronomía elaborada a base de cordero.

Puerto Montt ofrece una amplia variedad de atractivos y, gracias a su cercanía con sectores rurales, cuenta con un calendario activo de celebraciones costumbristas que rescatan tradiciones locales. La Fiesta del Cordero de Río Chico es una de ellas: un encuentro con varios años de historia que mantiene intacto su entusiasmo y convocatoria.

El recorrido hacia Río Chico bordea el mar y atraviesa rutas interiores rodeadas de vegetación y construcciones históricas. En cada lomada descubrimos iglesias, galpones y casas antiguas, vestigios de las primeras colonias alemanas establecidas en la zona.

La llegada se anuncia desde lejos: el humo de las parrillas y las alegres canciones populares que se oían guían a los visitantes hacia el predio. Ya dentro, se percibía el aroma de las especialidades que se estaban cocinando en los puestos de comida. En las pulcras cocinerías, las mujeres apuraban sus enormes ollas y ofrecían un espacio con mesas amparadas del sol del mediodía.

Observando las pizarras, fuimos eligiendo entre diferentes opciones tradicionales como empanadas de cordero o mariscos, además de la cazuela de cordero con luche, la cual es un alga de mar sabrosa muy utilizada en la cocina local. Los hombres están a cargo de los asados al palo, girando lentamente los espiedos para lograr una cocción pareja. En el centro del predio destaca el escenario principal, desde donde proviene la música en vivo que acompaña toda la jornada.

Improvisamos un picnic con nuestros trozos de cordero al palo, unos anticuchos, empanadas y hasta unos milcaos en un espacio muy cómodo debajo de unos árboles. Probamos una exquisita chicha casera recién preparada, para luego visitar los puestos de artesanías y dejar que los niños jugaran libremente.

Disfrutamos de la música mientras los presentes acompañaban los ritmos con sus manos y aceptaban la invitación al baile. Cuando se presentó el apreciado conjunto Amaneceres del Sur, el entusiasmo creció y todos se sumaron a los pies de cuecas, valseados y correteados.

Durante la visita, uno de los organizadores compartió detalles sobre la preparación del cordero al palo: “Primero se adoba con una salmuera casera y durante la cocción se le va agregando varias veces”. Se comienza con fuego suave y se termina con fuego fuerte para dejarlo bien dorado. En total, unas tres horas de trabajo que siempre se acompañan con un buen vino y amigos”.

Si bien la consigna era “hasta que las velas no ardan”, en nuestro caso emprendimos el regreso al final de la tarde. Al partir, nos quedó la sensación de haber participado en una celebración auténtica, donde Río Chico muestra su identidad y comparte su arraigo a las costumbres con quienes llegan a disfrutar de esta experiencia.

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