Paseos y excursiones:
Cabalgata con vista al Carrera
Mónica Pons Karina JozamiUna sucesión de pueblos pequeños y encantadores a lo largo de la orilla del lago ofrecen la posibilidad de disfrutar de una naturaleza privilegiada.
En Puerto Guadal, en la comuna de Chile Chico, un pueblo acogedor recibe al visitante. Entre los atractivos del lugar, numerosas excursiones conducen a puntos estratégicos de la región y las cabalgatas son un clásico.
Nos encontrábamos en las cabañas Mallín Colorado en la cálida compañía de sus propietarios, quienes nos hicieron conocer la historia de su emprendimiento familiar. Durante una de las cenas junto al hogar, ellos mismos nos programaron para la mañana del día siguiente una travesía por los campos vecinos, montados a caballo.
A pesar del cielo nublado, el día se presentaba adecuado. Bien abrigados y calzados, nos encontramos con la caballada que nos llevaría de paseo. A paso firme pero tranquilo iniciamos un recorrido por bosques tupidos de coihues, lengas y ñires que parecían protegernos del frío matinal.
Llegamos a un mirador, desde el cual pudimos apreciar la conexión de los lagos General Carrera, Bertrand y Plomo, una vista de conjunto realmente sobrecogedora. Luego, seguimos por un terreno en ascenso y tomamos un desfiladero desde donde distinguimos el mallín de fuerte tono rojizo que le da el nombre al campo donde se encuentran las cabañas.
Contemplamos el lugar en silencio y volvimos a internarnos en otro bosque de lengas. Sus troncos y ramas estaban cubiertos de barba de viejo, un liquen que se deposita sobre los árboles solo en espacios de gran pureza ambiental.
Comenzamos una trepada exigida montaña arriba a la que los caballos estaban muy acostumbrados. Alcanzamos el mirador del cordón Contreras, desde donde en días diáfanos se divisan cuatro ventisqueros que se desprenden de los campos de hielo norte de las cadenas montañosas cordilleranas. Es un sitio espectacular pero no pudimos apreciarlo en su plenitud porque el día estaba nublado.
Regresamos por el mismo sendero haciendo galopar a nuestro compañero de andanzas en lugares donde el terreno lo permitía y llegamos al ecolodge para la hora del almuerzo. El resto del día, recorrimos los alrededores del complejo para disfrutar de la tranquilidad de sus jardines y la vista panorámica del lago. Más tarde, desde los ventanales del clubhouse, vimos cómo terminaba la tarde y dejaba lugar a las sombras de la noche.
A la hora de la cena, repetimos el encuentro con los dueños de casa, a quienes agradecimos la sugerencia de salir a cabalgar. Ayudamos con los preparativos de la cocina e hicimos un brindis con vino tinto para regresar a tan hermoso rincón patagónico chileno.
Contacto
© 2007-2025 Prohibida su reproducción total o parcial. Derechos de Autor 675243 Ley 11723


Vea también:
