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Degustación de kuchen
Las distintas casas de té y cafeterías se destacan por su repostería de tradición alemana, heredada de recetas familiares que perduran en el tiempo. Basta con probarlos para elegir el favorito.
Quienes no quieren irse de Frutillar sin degustar sus delicias dulces deben recorrer varias de las casas de té tradicionales de la ciudad, donde el kuchen es la especialidad indiscutida.
Desde la llegada de los inmigrantes alemanes a la zona, alrededor de 1852, los hombres se dedicaron principalmente a la carpintería, la agricultura y la ganadería para construir sus viviendas y organizar lentamente la aldea en la cual desarrollarían su vida familiar. Las mujeres y los niños, donde realizaban exquisitos platos y dulces con recetas traídas del Viejo Continente. Con el tiempo, aprendieron a utilizar frutas y verduras disponibles en la nueva tierra, adaptando aquellas fórmulas heredadas de sus abuelas.
De este modo, recetas tradicionales de tartas, tortas, salsas y onces alemanas, cuidadosamente conservadas, se transmitieron de madres a hijas y llegaron hasta nuestros días como parte de una costumbre que mantiene viva la identidad cultural. Hoy nos toca a nosotros disfrutarlas.
Kuchen, la más famosa
En las reuniones sociales, cada familia preparaba su propio kuchen (en alemán se pronuncia "köujen"). El desafío era sorprender a los vecinos y amigos con la mejor versión. Esta tradición se repitió tanto en Frutillar como en los distintos pueblos ubicados a orillas del lago Llanquihue.
Este clásico pastel se elabora sobre una base de masa y se rellena con salsa de frutas como murtas, frambuesas, moras, frutillas, saucos, guindas, cerezas o ciruelas, a las que se suman frutos secos como nueces o castañas. El secreto reside en la combinación justa de ingredientes para lograr el equilibrio de sabores.
Con todos estos datos, no quedaba más remedio que recorrer las distintas casas de té de las callejuelas de Frutillar para tomar contacto directo con esta especialidad. Algunas sorprenden por sus elegantes salones, con manteles blancos bordados y vajilla de porcelana; otras, más informales, conquistan por su calidez y ambiente acogedor.
Nos dejamos llevar por el aroma y durante varias tardes visitamos estos espacios donde la hora del té se vive como una tradición, acompañada por kuchen, strudel, tortas de chocolate y café o chocolate caliente.
El restaurante del Club Alemán, el Hotel Bauernhaus, la cafetería Guten Apetit, la pastelería Kuchen Laden y el café Trayen son los espacios preferidos para acercarse a la repostería alemana y a su inconfundible impronta germana.
Faltaba aún la palabra de Alejandra Doepking, docente de cocina internacional y autora del libro 150 años de la repostería alemana: "Imborrables recuerdos de la infancia, cuando la oma (abuela) nos esperaba con el kuchen de levadura. Aromas de canela, vainilla y frutas recién horneadas que me hacen sentir orgullosa de mis orígenes..."
¿Cómo no dejarse tentar entonces por esta delicia que en Frutillar no solo espera nuestro veredicto, sino que nos permite acercarnos a una especialidad que ha perdurado a lo largo de los años y las distancias? El secreto del kuchen sigue siendo el mismo: conservar su esencia casera, tal como en sus orígenes.
Contacto
Café Bauernhaus
Cel: +56 998222489
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