Historia de Arica



La historia de la ciudad de Arica es compleja, por decirlo de algún modo. Adentrarse en ella y conocerla despierta el interés del visitante. El oasis que genera el valle de Azapa, algo atípico para esta zona desértica, logró, gracias al agua dulce y a la vegetación, atraer la presencia del hombre.

Con la conquista española, la colonia y el virreinato del Alto Perú transformaron este pequeño poblado en el puerto principal para trasladar el oro y la plata (sobre todo, esta última) que se extraía de la boliviana ciudad de Potosí. Este hecho, que aceleró notablemente su crecimiento, se vio interrumpido por el establecimiento del nuevo virreinato del Río de la Plata, mediante el cual los metales preciosos comenzaron a ser transportados hasta la ciudad de Buenos Aires (Argentina) y de allí llevados a Europa en barcos. Así fue que, en el año 1872, Arica quedaba prácticamente abandonada por los españoles que habían instalado en Arequipa (hoy, Perú) una de las sedes de la administración del nuevo virreinato.

Cuando se formó la república del Perú, la ciudad volvió a tomar vida propia y comenzó un crecimiento constante que la conocida Guerra del Pacífico terminó poniendo en manos chilenas. Esto ocurrió el 7 de junio de 1880 y desde ese momento la ciudad pertenece al estado de Chile.

Arica se ha convertido en uno de los centros más importantes de la región y conserva, allí en lo alto, la presencia de su famoso morro, que tuvo la suerte de ver todo lo sucedido y, por supuesto, todo lo que vendrá.