Paseos y excursiones:
Buscando el gran pez
En la pesca con mosca la teoría es solo eso; la práctica es la que permite lanzar una y otra vez hasta lograr ese tiro perfecto que nos reúna con nuestra trucha deseada.
La pesca con mosca no es una ciencia exacta, pero necesita tiempo, un buen maestro, paciencia y andar constantemente por ríos y lagos para entender en plenitud cómo se obtiene la trucha codiciada. Para ello, hay que aprender a manipular caña, hilo y el anzuelo apropiado y hacer que la experiencia sea de uno mismo y de nadie más. Caminar por los ríos, imaginar dónde se esconden los peces, entender qué están comiendo y a qué hora, y tener listo el equipo para presentar la mosca de la forma más precisa son imprescindibles para el éxito.
En la Región de los Lagos de Chile, los pescadores deportivos tienen verdaderos paraíso en los cuales hacer su práctica y encontrar la presa imaginada. Los lagos Llanquihue, Todos los Santos y Rupanco.
Cada salida se adecua al ambiente y en esta área patagónica las jornadas de pesca con amigos se realizan con volcanes de fondo. Pueden estar activos o dormidos, pero todos aportan majestuosidad; así, los volcanes Osorno, Puntiagudo, Casablanca, Tronador y Calbuco presiden cada uno de nuestros recorridos, agregando un marco incomparable al paisaje.
Aunque, en realidad, los verdaderos protagonistas son siempre las truchas y los salmones; se los encuentra, en mayor o menor medida, en cada curso o espejo de agua del Sur chileno. Las especies más apreciadas son las truchas arcoíris y fario (llamadas marrones en Argentina), así como el salmón plateado, el coho y el salmón atlántico (Salmo salar).
En cuanto a la "salmonicultura", las empresas de la región han crecido sostenidamente en los últimos años. Es común ver jaulas de cultivo en ríos, lagos y estuarios; en ocasiones, la rotura de sus redes ha liberado miles de salmones que, por instinto, regresan a los ríos para completar su ciclo de vida, desovar y comportarse como nativos.
La zona cuenta con guías expertos que ofrecen flotadas, caminatas por la orilla de los ríos e incluso aterrizan con hidroaviones sobre los pesqueros. Ellos conocen a la perfección cada recurso y el comportamiento de la especie, día a día y año a año, lo que garantiza a sus clientes una experiencia segura y efectiva.
Cuando se mencionan lugares como Puelo, Hornopirén, Chaitén y Futaleufú, se reconocen como puntos de partida hacia espacios naturales de gran belleza. También representan la posibilidad de encontrar aquellos cursos de agua que albergan al pez gigante con el que hemos soñado y que puede aparecer en cualquier instante, haciendo realidad la experiencia de pesca soñada.
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