Paseos y excursiones:

Elegante Puerto Varas

Puerto Varas es una ciudad alegre en cualquier momento del año. Su arquitectura de inicios del siglo XX, sus coloridos jardines y la calidez de su gente la distinguen.

Las calles de Puerto Varas invitan a caminar, a descubrir cada rincón y disfrutar de su arquitectura colonial de gran categoría. Con una vista privilegiada al lago Llanquihue, una bahía con playas con suaves pendientes que permiten la práctica de la natación y actividades náuticas, es la más visitada de la zona cada verano.

Quizás el hecho de haber sido puerto comercial desde sus primeras épocas y ser nombrada villa en 1987 explica su rápido crecimiento y su temprana proyección turística.

En verano, el centro se llena de vida: sus amplias calles y bulevares ornamentados con rosas ofrecen un constante ir y venir de visitantes que disfruten de confiterías, casas de té y una gastronomía que fusiona tradición alemana y sabores locales.

La costanera Pérez Rosales nos comunicó con ambos extremos de la ciudad y caminamos por ella para conocer cada uno de sus atractivos. La edificación es más alta que en otros balnearios y tanto apartamentos particulares como comercios y hoteles cuentan con cuidados jardines.

Observamos gran cantidad de barcos, veleros y embarcaciones deportivas moviéndose libremente sobre el agua. A pocos metros de la costa permanece el antiguo velero Capitán Haase, una embarcación emblemática utilizada por los primeros colonos.

El muelle Pedraplén también tiene su propia historia y estuvo involucrado en el diario vivir de la colonia. Hoy es un paseo muy visitado, que alberga la Casa del Turista junto a artesanos y músicos con sus violines y partituras que se instalan como un atractivo más del lugar.

Dos miradores naturales, los montes Phillippi y Calvario. Desde ambos obtuvimos una vista total de la ciudad, el lago Llanquihue y los bosques que lo rodean, permitiendo dimensionar el paisaje en toda su magnitud.

Internándonos por las calles céntricas, fuimos descubriendo los tesoros históricos declarados patrimonio cultural. La iglesia del Sagrado Corazón, la casa Kuschel, la casa Niklitschek son solo algunos y constituyen la verdadera esencia de la cultura alemana de principios del siglo XX.

Otro espacio característico son las calles techadas cerca de la Plaza de Armas, escenario de diversas actividades culturales. Es aquí donde, cada febrero, se celebra la tradicional Fiesta del Kuchen, uno de los eventos más queridos por locales y visitantes.

Nuestra estadía coincidió con esta particular celebración, en donde las “tantes”, expertas pasteleras, ofrecen sus variedades de Kuche elaboradas con recetas heredadas. Frambuesas, crema, murtas y grosellas llenan largas mesas donde todos prueban y votan por el mejor. Una tentación irresistible.

Para quienes amamos la vida al aire libre, los alrededores de Puerto Varas ofrecen tantas actividades que nunca alcanzan los días: volcanes, ríos, trekking, rafting, ski, kayak y experiencias guiadas se combinan para disfrutar plenamente de la naturaleza.

Al anochecer, la ciudad adquiere otro ritmo: las farolas de la costanera encienden un ambiente romántico, los restaurantes se iluminan y el casino, ubicado a metros del muelle, marca el inicio de la vida nocturna.

Encantadora Puerto Varas, capaz de hacernos perder la noción del tiempo.

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